Virgil Widrich, cineasta autríaco, se ha destacado por sus cortometrajes Copy Shop (2D) y Fast Film (3D). Vale muchísimo la pena adentrarnos en el backstage de la realización de ambos films.
Una vez traspuesto el umbral de la literalidad, Copy Shop se prefigura como un lugar desde donde pensar:
1) El hombre y la máquina, como dispositivo y como interfaz.
2) Los dispositivos interruptores de continuidad de la cultura online (el pulgar, el control remoto y el mouse), signada por una omnipresente sociedad de imágenes fragmentadas en el tiempo. Imágenes nacidas para ser duplicadas ad infinitum y carentes en un punto de origen, objeto y mirada. 3) Si analizamos el par "realidad-realidad mediada" ¿cuánto se verifica la "hipótesis del lago"?, considerada por Román Gubern como prototelevisor de la cultura humana. (El Simio Informatizado, FUNDESCO)
Un buen hito para parar, leer, entrecruzar, comentar, reflexionar y debatir.
3 comentarios:
1) El hombre y la máquina, como dispositivo y como interfaz.
Desde mi punto de vista, la interfaz o sea la estructura que nos permite interactuar con cualquier máquina, desde una licuadora a una computadora,
tiene un objetivos preciso que es lograr que el usuario pueda acceder a que la máquina realice lo que el quiere.
Dice Don Norman "para que el usuario pueda concentrarse en su trabajo hay que eliminar la máquina y hacer desaparecer la interfaz". Así, en pocos años, el principio que sostiene la necesidad de la transparencia de las interfaces se convirtió en uno de los grandes apotegmas del mundo del diseño. El deseo de una interfaz transparente exige que el usuario se concentre en la acción de comunicar y no en los dispositivos que hacen posible el intercambio. En este sentido creo que así deberían ser las interaces, complejas redes pero que en definitiva no notamos su presnecia sino que logramos interactuar con la maqueina sin darnos cuenta de que complejas redes se mueven detrás. Como si el botón o el mouse ya fueran parte de nuestro cuerpo.
2) Los dispositivos interruptores de continuidad de la cultura online (el pulgar, el control remoto y el mouse), signada por una sociedad de imágenes fragmentadas en el tiempo. Imágenes nacidas para ser duplicadas ad infinitum y carentes en un punto de origen, objeto y mirada.
Dicen Pilar Brieba, Patricio Domato, Marcela Ortega que la única respuesta que encontramos posible es que nos hallamos frente a un espejo que refleja un abismo virtual. ¿Por qué? Porque, ya que somos nosotros quienes conformamos el eje central a partir del cual representamos la realidad, somos también nosotros quienes nos hallamos despojados de realidad. Hemos excluido los referentes, quitándoles nuestra mirada. La gratuidad con que observábamos las imágenes y todo lo real fue reemplazada por el interés. Y es esa mirada condicionada la que impide que poseamos una mirada real. Un ejmplo de esto e slo que muestra Widrich en su cortometraje. Imágenes fragamentadas, duplicadas infinitamente y carentes de indetidad porque nos convertimos todos en lo mismo
En mi opinión y si bien es cierto que desde el espacio virtual la imágen ha perdido un mirada particular y se ha masificado como nos hemos masificado nosotros perdiendo identidad yo creo que la mirada de una imágen no necesariamente deja de ser una mirada real, es una mirada distinta, pero cada una de las personas pueden ver una misma imágen desde diversos lugares y eso nos hace individuos y no necesariamente una masa.
Es cierto que ya la imágen nace para ser duplicada pero el hecho de que se haya masificado no significa que perdamos identidad.
En la hipótesis del lago se dice que el descubrimiento iniciático del hombre primitivo sería un prerrequisito para la maduración
de un Yo diferenciado de los Otros y a la vez socializado por tal
diferenciación. En el fondo, la superficie reflectante de aquel lago remoto acabaría por constituirse, en nuestra cultura, en la pantalla/espejo en que se agitan las imágenes electrónicas de nuestros televisores contemporáneos. El lago vino a ser algo así como el prototelevisor del alba de la humanidad, para solaz de nuestros lejanos antepasados.
Por esto mismo yo creo que auqnue la imágen haya evolucianado a ser masificada sigue identíficandonos y formando parte de nuestro reconociemento y diferenciacion de los demás.
Segun Jean Baudrillard (CRIMEN PERFECTO), con lo Virtual, no sólo entramos en la era de la liquidación de lo Real y de lo Reverencial, sino también en la era del exterminio del Otro.
Es el equivalente de una purificación étnica que no sólo afectara a unas poblaciones concretas, sino que se encarnizara con todas las formas de alteridad.
La de la muerte,que se conjura con la terapia de mantenimiento
artificial. La del rostro y el cuerpo, que es acosada por la cirugía estética. La del mundo, que se borra con la Realidad Virtual. La de cada uno de nosotros, que será abolida un día con la clonación de las células individuales.Y pura y simplemente la del otro, en vías de diluirse en la comunicación perpetua.
Si la información es el lugar del crimen perfecto contra la realidad, la comunicación es el lugar del crimen perfecto contra la alteridad.
En el BLOG EL CRIMEN PERFECTO se dice que Creemos que el pensamiento de Baudrillard tiene una amplitud importante y se extiende a muchos aspectos de la tecnología. Pero cuando conozcamos lo que serán las interfaces del futuro, puede que sus planteos queden desactualizados. La interrelación puede llegar a un punto tal en el que el grado de naturalización no nos permita distinguirnos de una
computadora. Cuando lleguemos a ese estado puede que la crítica de
Baudrillard resulte absurda.
Yo en particular creo lo mismo siempre en la escencia humana buscaremos diferenciarnos del resto de la masa, que no sabremos como seran otras interfaces y para termiar me acurrdo de Blade Runner (película del los 80's) donde los clones o humanos de vida limitada se revelan por enontrar sus orígenes, saber de donde vienen, quien es su padre...buscando su identidad
Gabriela Iglesias
Estoy publicando acá el trabajo que enviaron Pablo y Nina, desde Oberá, Misiones, así lo compartimos:
a propósito de COPY SHOP...
LO DENOTADO...
las imágenes se suceden al ritmo de las luces de la lámpara de una
fotocopiadora. El plano se descentra, quiebra y mueve, la imagen es
acromática, la música parece de bajo o violín o ambos y hay el ruido de
una máquina, el ritmo acelerado.
un hombre duerme, la luz se desplaza sobre él no oblicua desde la ventana
sino como líneas que barren las superficies, se levanta a un timbre,
duerme vestido sus prendas a cuadros, su ropa de cama a cuadros, se mira
en el espejo de un baño a cuadros, sale a la calle, los edificios son de
ladrillos expuestos,cuadros, pasa gente: un hombre leyendo el periódico,
otro paseando un perro; en un puesto una chica florista, se miran, se
sonríen.
Va a su trabajo, un copy shop, comienza a sacar copias, apoya la mano
sobre la máquina, donde se apoyan los originales a reproducir, vacila,
hace una copia de su mano, la máquina sola comienza a copiar las escenas
de su vida, se sorprende, se asusta, desenchufa la copiadora, guarda las
copias en el armario, cierra, huye.
En su casa hay una copia duplicada de si mismo,de sus gestos, de su
rutina...que se esconde en el baño, se ven por el espejo fingen no verse,
aparece una tercera copia de sí mismo, salen al trabajo uno detrás del
otro, la florista ve a uno, ve a otro, no sonríe.
El primero espía perplejo desde afuera el interior del copy shop, el
segundo empieza a ver entre sus copias escenas del primero espiándolo, se
miran, se disgusta y rompe la copia, el hombre, el primero entra al local,
con perplejidad ve que la máquina reproduce instantáneas una de trás de la
otra, huye perplejo a su casa, vacila en la puerta, espía por el
buzón...hay otra copia, otro clon, entra perplejo, se miran, van al baño,
otra copia, otro clon espía en la puerta y otro en la cama y en el baño y
en las escaleras y en la calle leyendo el diario, y en la florería ya no
es la chica, es un clon...y en el auto; clones y más clones por la calle
van hacia el copy shop, el hombre se abre paso entre los clones, entra al
copy shop, clones trabajando con las máquinas...un clon se duplica la
mano, le causa gracia, lo muestra, sonríe, el hombre, el primero va hacia
la máquina, la abre le saca un componente, la desconecta, desconecta todo,
huye con los componentes y cables, todos corren tras él, un auto de
policía se detiene, baja un clon que también lo corre.
El hombre entra por la ventana a un comedor, una mesa larga, clones
comiendo, la música se torna señorial, hay vajilla de cristal, clones con
una banda presidencial, el hombre los mira, se miran, los clones no se
sorprenden, él perplejo, la música vuelve al ritmo acelerado, huye otra
vez, sale por la ventana, corre por los techos, sube escaleras hacia una
chimenea, algunos clones lo miran entre unos vidrios rotos, hay otras
chimeneas y otros clones que hacen lo mismo, parece desesperado, mira
hacia abajo, hay puntos blancos y negros se tira desde la altura sobre
ellos, son clones.
LO CONNOTADO...
la música crea inquietud y tensión, las claves tonales (de grises) un
clima angustiante, de sozobra, la ambientación está toda fragmentada no
hay una curva, una línea amable; la luz parece barrer la vida del hombre
como si se encontrara dentro de una gigantesca fotocopiadora y su vida
estuviera siendo copiada, la rutina lo devora, hace algo, algo con la
máquina, como si la máquina tuviera el poder de romper la rutina, pero la
máquina solo puede copiarlo y lo hace, lo hace bien, se lo muestra...se le
va de las manos...la máquina lo enfrenta con la realidad, qué es la
realidad?? copias y más copias de si mismo donde ya los gestos no se
reconocen, donde las miradas ya no sugieren, la chica responde solo la
primera vez, después el gesto se vacía de significado, después ya ni es la
chica...primero es el piropo, después el hartazgo, después nada...no queda
nada
Unos se sorprenden, otros no piensan, no quieren pensar por eso esconden
las copias, o las rompen, parecen autómatas, no importa el estrato,
florista, ciudadano común, policía, jubilado paseador de perros,
presidente, es el hombre, y la máquina lo enfrenta.
la máquina tiene la culpa?? o el hombre?? cómo usa su vida? y cómo la
máquina? es la solución desconectar la máquina y autodestruirse?
UN PENSAMIENTO DE SOMBRERO ROJO...
no me veo en el lago de los mass media, no porque personalmente sea muy
original, sino por que no reflejan al hombre con su mirada cargada de
significados, ni sus inquietudes, lo que nos devuelven son signos de otras
cosas, que están en lugar del hombre pero no tienen al hombre como
referente. Creo que las interfaces no son una superficie reflectante, por
lo menos por ahora, y la culpa no es de las tecnologías sino de otros
hombres y algo más, vaciados de identidad y que quisieran meternos a todos
en un único y homogeneizante molde.
La interfaz que más me gusta y más me refleja ,y eso sin subestimar el
poder de las máquinas y sin que suene a "Poldy Bird", creo que es el
rostro de un amigo...de otro ser humano, "como en el agua rostro
corresponde a rostro, así el corazón del hombre al [del] hombre"
Proverbios 27:19, La Biblia.
Copy Shop, cortometraje teñido del interjuego de dos colores, blanco y negro, nos muestra lo que puede ocurrir en una realidad binaria, cuando es despojada de conciencia, de vínculo real con el otro, del encuentro con el otro.
Su protagonista vive inmerso en una realidad copia fiel de otra igual, en medio de una circularidad sobre la cual parecería no poder tener dominio, y que en primera instancia pasa inadvertida.
Cuando experimenta un atisbo de conciencia, siente el impulso irrefrenable de escapar de esa realidad de diferentes maneras: con aparente indiferencia, ocultándola o encerrándola bajo llave (quizás por vivirla como peligrosa), rompiéndola (como si mágicamente pudiera exterminarse una realidad que le resulta amenazante en un punto), interrumpiéndola (mediante el dispositivo sobre el cual “cree” tener control), hasta que finalmente un desliz, termina llevándose una copia, una de las tantas que quedan perpetuándose al infinito.
La música va creciendo por momentos en intensidad, para acompañar y ahondar en el sentimiento de angustia (señal de alarma) que despierta la imposibilidad del protagonista de irrumpir con toda su humanidad, porque en esta realidad, pareciera perderse fuerza en emotividad, en capacidad de reflexión, en conciencia de lo que es uno y de lo que son los otros.
Los espejos también multiplicados en este escenario (en el baño, en los ojos del otro, en la puerta de Copy Shop, en el cristal de la fotocopiadora) parecerían ya no devolver conciencia sino solo reflejar copias, que se presentan como si estuvieran vacías de contenido. En la recreación de este escenario, resulta difícil imaginar que sea posible fortalecer el propio psiquismo a partir del descubrimiento del si mismo, porque uno mismo ya esta mimetizado con los otros que no son otros, sino lo mismo.
UNA MIRADA DESDE EL COLOR DE COPY SHOP
Dicen los especialistas del diseño y la comunicación que diseñar para el ojo, ese órgano que nos posibilita captar sensaciones luminosas, es distinto de diseñar para la mirada (Joan Costa, en “Diseñar para los ojos”).
Mirar implica “aprehender” activamente algo para descubrirlo, analizarlo, comprenderlo, en otras palabras, para conocerlo.
En medio de la celeridad de las imágenes que se repetían en Copy Shop, mi mirada estuvo particularmente atrapada por los colores blancos, negros y su combinación, en un degrade de grises que coloreaban todas las escenas (quizás llevándome por momentos a experimentar la misma sensación que su propio protagonista).
Los colores usados para capturar esta mirada, al igual que las interfaces y la propia de corto, no son neutrales. Los colores acompañan y refuerzan significados en Copy Shop. Estos colores generan una resonancia en nosotros, los espectadores, creando asi un efecto, una impresión, particular en cada uno.
Desde esta perspectiva, el blanco se presenta creando para mí una impresión de vacio e infinito. En oposición, el negro simboliza el silencio, un silencio perpetuable, tanto como las copias hiperrealizables de la pieza propuesta por Widrich, asi como expresa y refuerza el silencio o paralización en que inicialmente nos deja esta magnifica producción.
Entre estos dos colores extremos, se sitúa el gris, que viene a ayudarnos para focalizar nuestra visión, nuestra mirada (activa) en el centro del todo, en el centro del proceso de hiperrepresentacion de Widrich. El gris colabora asi a plantearnos la duda, es decir, si es posible convivir con esta realidad multiplicada, como también, a marcar una impronta de melancolía por algo que se presenta ausente en el film, la presencia de humanidad. Paradójicamente, el gris nos ayuda a centrarnos en el mensaje que portan las escenas, siendo que trata de un protagonista despojado de centralidad en esa realidad.
El gris matiza en medio del blanco que porta un mundo de imágenes cargado de informaciones, aparentemente simples datos de la realidad (un hombre que se despierta, se asea, se cruza con varias personas, va al trabajo, regresa a su casa). Mundo que también es atravesado por el negro (un mundo multiplicado de imágenes despojadas de corporalidad y hasta de humanidad) cargándolo asi de la emocionalidad propia de un pensamiento negativo al verse imposibilitado de establecer una ruptura desde el cual pensar el todo.
Si pudiera imaginariamente co-elaborar con Widrich, me gustaría sumar una escena más al corto para colorearlo de un amarillo cálido. Este nuevo color sumaria la posibilidad que siempre tenemos de adoptar un pensamiento constructivo ante una realidad que se presenta inicialmente como “desbordante”.
Representaría una invitación a continuar explorando conjuntamente otras posibilidades, pero corridos de esta circularidad, para ubicarnos en un abordaje diferente, en el que podamos estar involucrados desde la inclusión, desde el conocimiento cabal de todos los códigos que encierra esta nueva realidad, para alcanzar una nueva conceptualización, pero por sobre todas las cosas, desde donde podamos reconquistar nuestro protagonismo humano.
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